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Núcleos temáticos

1.- Orientación del discurso antropológico: niveles, ámbitos y dimensiones de la persona.
Se propone potenciar, dar cabida y abrir el diálogo en torno a la reflexión sobre el ser humano en toda su integridad.
  • Los tres niveles que lo constituyen: soma (cuerpo), sique (alma) y  espíritu.
  • Los cuatro ámbitos que lo relacionan consigo mismo, con lo transcendente, con los seres humanos y con la naturaleza: personal, sacral, social y cósmico.
  • Las múltiples dimensiones en las que se integra todo el quehacer que sale de la creatividad humana para su bienestar físico, sicológico y espiritual: historia, ciencia, religión, arte, cultura, terapia, economía, política, deporte…
2.- Creación y evolución: metafísica, ciencia, ecología y religión.

Pretende que la metafísica vuelva a colocarse en el corazón de la cultura.

  • Como faro orientador, debe cumplir su papel fundante e integrador en orden a cada sector de investigación aplicada a la vida: ciencias físicas, biológicas y sociales; reflexión en torno a la medicina, al derecho, a la política, a la economía, a las artes, y a la pacífica convivencia de los pueblos.
  • Superación de las dicotomías planteadas por el mundo científico: creación-evolución, estatismo-movimiento, fe-razón, cultura del descarte-ecología, autoridad-libertad… etc.
3.- La persona ante los desafíos de la robótica, la realidad virtual y la inteligencia artificial.

El mito del superhombre aflora con toda intensidad al amparo de los avances de las nuevas tecnologías.

  • ¿Es posible un ser humano construido por la técnica del propio ser humano?
  • Peligro de una nueva esclavitud del hombre, valiéndose de una técnica que, alejada del bienestar físico, síquico y espiritual, puede anular su personalidad.
  • Necesidad imperiosa de una antropología bien formada que desarrolle las capacidades constitutivas del ser humano, sin reduccionismos, exclusivismos e intransigencias.
4.- Consciencia y neurociencias.

Una consciencia potenciante, incluyente y dialogante podría ser el mejor soporte adecuado de la ciencia, de la cultura y de la religión, que ayudarían al mejor conocimiento integral de la persona humana, lejos del reduccionismo tecnológico y materialista.

  • La consciencia es más que cualquiera de las facultades que constituyen la persona humana y más que la suma de todas ellas. Las llamadas neurociencias pueden aportar un conocimiento inestimable de los factores sicosomáticos de la consciencia, pero no lo agotan y dejan fuera el nivel espiritual.
5.- Pandemia y postpandemia: entre lo personal y lo global.

El papa Francisco asevera que de esta pandemia se sale mejores o peores, pero no iguales.

  • Los tiempos actuales están marcados por la pandemia del Covid-19 que, afectando a toda la humanidad, ha obligado al ser humano a modificar no solo su modus vivendi, sino que ha influido en los diferentes medios de existencia: personal, familiar, socio-cultural, religioso, etc.
  • La pandemia del covid-19 constituye en el futuro próximo un evento planetario con efectos tanto positivos como negativos. La ciencia en general y, de modo especial, la metafísica, no pueden quedar al margen en la búsqueda de respuestas a los interrogantes que se plantea el ser humano en este momento histórico.
6.- La persona ante la sexualidad: constantes y variables.

La sociedad contemporánea, por una parte ha superado determinados tabús en materia sexual, pero ha dado vida a algunas desviaciones en este mismo campo, que cuestionan seriamente el mismo ser persona.

  • ¿Es posible en estas situaciones hablar de “castidad”?
  • Las ideologías de género ¿no están poniendo en tela de juicio la transcendencia de la creación del hombre y de la mujer y de la finalidad para la que fueron creados?
7.- Unidad y diversidad en la formación humana integral.

La persona humana debe ser vista en toda su integridad, sin reduccionismos ideológicos.

  • La educación de la persona humana deberá tener en cuenta necesariamente los valores intrínsecos de la misma en todas sus manifestaciones, tanto aquellas de carácter inmanente, como también y especialmente, aquellas de carácter transcendente.
  • Se deberán tener en consideración los aspectos individuales y sociales que caracterizan a las personas sin excluir las peculiaridades propias que hacen de cada ser humano un ser único e irrepetible.
8.- Autoridad y libertad en las distintas esferas de la experiencia y de las decisiones.

Aparece la necesidad de una metafísica bien formada que fundamente la definición de persona y pueda dirigir correctamente la ciencia política y el derecho, evitando el caminar a la deriva, dejando al ser humano desprovisto de dirección y sentido.

  • Benedicto XVI, en su día, planteaba el siguiente interrogante: pensar un derecho natural transcendente, que funde la convivencia entre los seres humanos ¿es un campo que, ha quedado casi como una exclusiva del ámbito cristiano, y del mismo deberíamos avergonzarnos?
  • Es evidente que, lejos de una noción transcendente inspiradora, el ser humano está poniendo en acto una serie de absolutizaciones: “derecho es derecho”, mayoría política es mayoría política, “ley es ley”, “ética es ética”…, que conducen a ciertas aberraciones que anulan la propia dignidad de la persona.
  • Se ha fijado un principio de autoridad, que viene absolutizado (autoridad es autoridad) por una supuesta mayoría que sanciona las reglas que regularán la libertad de todos los ciudadanos.
  • Las ciencias de lo matematizable intentan reducir el campo del conocimiento, en detrimento de las ciencias del espíritu.
9.- Cultura, arte y deporte en un mundo que cambia.

La velocidad de los cambios impone un ritmo de vida que termina reduciendo las relaciones interpersonales a lo que puede ser eficaz, sobre todo, al bienestrar físico, con deterioro del bienestar sicológico y espiritual, fuente necesaria del bienestrar social.

  • Se impone una reflexión seria que pueda devolver al hombre su valor intrínseco expresado en sus distintas manifestaciones: familiares, culturales, artísticas, religiosas, deportivas, de solidaridad…
  • El deporte ha pasado de ser una actividad marginal a un hecho masivo practicado por una gran mayoría de personas. Implica multitud de situaciones que afectan a muchos ramos de la ciencia: sociología, economía, ética, medicina, sicología y otros. Pudiendo ser encuadrados desde el punto de vista de quienes lo practican o de aquellos que siguen, como espectadores, sus manifestaciones.
10.- Mística y ecumenismo religioso y cultural.

Una metafísica bien formada podría ayudar a superar los obstáculos, a veces, ancestrales y de arraigada tradición, sentando unas sólidas bases sobre las que desarrollar un diálogo abierto y sin prejuicios.

  • El mundo intelectual rechaza una metafísica abstracta que no le sirve a las expectativas de nuestro tiempo. Es necesaria una visión teórica, corroborada por la experiencia existencial, que puede darla una mística sin prejuicios, cuyo objetivo es el amor, síntesis de todas las virtudes y valores.
  • Una metafísica bien formada podría ser acogida por todas las corrientes culturales y religiosas, abriendo un auténtico diálogo ecuménico.
11.- La ética permanente ante los nuevos humanismos.

La globalización por una parte, y la riqueza y amplitud de las comunicaciones por otra, ponen en evidencia modelos culturales hasta ahora desconocidos que ponen en tela de juicio criterios permanentes válidos en todo tiempo y lugar.

  • Es necesaria una definición de persona que tenga en cuenta su dignidad constitutiva.
  • La ética y las mentalidades.
12.- La complementariedad entre metafísica y vida mística.

Una metafísica desprovista de mística se queda en especulación a la deriva, dependiente del flujo ideológico o pragmatista; una mística, desprovista de metafísica, quedaría reducida a pura fenomenología. Esta escisión nos ha llevado, en la historia del pensamiento y de las vivencias, al resultado de experiencias deformes, fanáticas, excluyentes, reductivas, docetistas, irracionales, sincretistas, desencarnadas.

  • Juan Pablo II hablaba de la necesidad de «una filosofía de alcance auténticamente metafísico, capaz de transcender los datos empíricos para llegar, en su búsqueda de la verdad, a algo absoluto, último y fundamental».
  • El papa Francisco, mencionando la mística, afirmaba que «No será posible comprometerse en cosas grandes solo con doctrinas sin una mística que nos anime».
  • Debemos preguntarnos si, a pesar de todo, es actual la metafísica teniendo en cuenta que se han dado tantas negaciones de la misma en la filosofía moderna y contemporánea.
  • La metafísica y la mística, bien consideradas, fundamentan, ordenan y abren vastos horizontes, dando unidad, dirección y sentido a las diversas áreas del pensar y de las ciencias experimentales y experienciales, así como a todo el quehacer y vivir humanos.